miércoles, 28 de octubre de 2009

Científicos españoles detectan el objeto celeste más lejano jamás observado

Un grupo internacional de astrofísicos, con participación española, ha detectado el cuerpo celeste más lejano y antiguo registrado hasta la fecha y ha confirmado que las estrellas ya existían cuando el universo tenía sólo 600 millones de años.


Esta es una de las principales conclusiones de dos estudios publicados en la revista Nature y firmados, entre otros, por Javier Gorosabel y Alberto Castro-Tirado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Alberto Fernández Soto, del Instituto de Física de Cantabria.

Sendos artículos indagan en la explosión de rayos gamma registrada el pasado 23 de abril, la más lejana rastreada hasta la fecha, que corresponde a la explosión de la estrella más antigua y lejana que se conoce, una gigante que se apagó hace 13.000 millones de años y cuyo último resplandor llegó a la Tierra hace apenas seis meses.

Las explosiones de rayos gamma son uno de los fenómenos más energéticos del universo.

Corresponden a la explosión de una estrella gigante al final de su vida, conforme agota su combustible y se colapsa dando lugar a un agujero negro o, a veces, a una estrella de neutrones.

Al mismo tiempo, por un proceso que los científicos aún no comprenden demasiado bien, dos chorros de gas perforan la estrella y la materia sale eyectada hacia el espacio en direcciones opuestas, liberando una gran cantidad de energía.

Existencia de un supuesta galaxia tras la estrella
El descubrimiento publicado en Nature es importante, según ha señalado a Efe Castro-Tirado, porque "no sólo es la estrella lo que hemos visto", sino que, tras ella, "supuestamente tiene que haber una galaxia", pero "es tan sumamente débil que con la tecnología actual" no se puede apreciar, aunque podrá ser perceptible cuando se lance el sucesor del telescopio espacial Hubble.

Javier Gorosabel ha indicado que se trata de una estrella antigua, que ya no existe y ha agregado que "la energía de su explosión y su luz han estado viajando durante mucho tiempo por el espacio, desde un tiempo en que aún no existía el Sol o la Tierra".

En concreto, 13.000 millones de años, ya que la explosión tuvo lugar cuando el universo tenía tan sólo 600 millones de años.

"Es algo así como encontrar un ejemplar de neandertal", ha puntualizado Gorosabel.

Confirmación de una hipótesis
Por su parte, Alberto Fernández Soto ha declarado que en aquella época ya había estrellas, algo que hasta ahora era una hipótesis sin confirmar.

Los científicos creen que las estrellas de primera generación, conocidas como "población III" y de la que aún no se conoce ninguna, aparecieron cuando el universo tenía entre 200 y 400 millones de años, y la estrella objeto de este estudio hace 600 millones de años.

"La aparición de objetos como este quiere decir que la formación de los cuerpos celestes fue más rápida de lo que se pensaba", ha concluido Fernández Soto.

Los investigadores han usado datos obtenidos de varios telescopios repartidos alrededor del mundo, entre ellos el de la estación española BOOTES-3, ubicado en Nueva Zelanda y operado por el CSIC, el primer telescopio terrestre que apuntó al lugar de la explosión.

También el telescopio Nazionale Galileo, operado por italianos y ubicado en la isla de La Palma.