jueves, 2 de diciembre de 2010

Presentado nº4 de Acanto










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http://lasierpe.blogspot.com/2010/12/presentado-libro-abierto-n-4-de-acanto.html

viernes, 12 de noviembre de 2010

Vídeo aniversario: 30 años ardiendo en el mismo fuego

Dadas las numerosas peticiones que hemos tenido para que colguemos en nuestro Blog el Vídeo que se proyectó el día 30 de Octubre durate el Acto Conmemorativo de nuestro Aniversario, lo ponemos a continuación, para ellos y para todos los amigos de La Sierpe y el Laúd que no pudieron acudir al mismo.



Dirección del vídeo: Bartolomé Marcos
Colaboración especial: Rafael Salmerón y Antonio Moreno
Voces: Aurora Montoya y Ángel Almela

http://lasierpe.blogspot.com/2010/11/video-aniversario-30-anos-ardiendo-en.html

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Fotos del acto central del XXX aniversario










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miércoles, 6 de octubre de 2010

2










"Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma permanecerá dormida".

miércoles, 28 de julio de 2010

Aurelio


Portada del nº 11 de la Revista Literaria La Sierpe y el Laúd-1998

(Artículo de Manuel Dato, miembro actual de La Sierpe y el Laúd)
"Es muy de madrugada, insomnio, hace calor, Ángel Almela me urge y no encuentro el camino. La ansiedad me muerde… y espalda.
Sé que aquí me traen 30 años de La Sierpe y el Laúd y que abriéndolos me encuentro con un tiempo que es mi historia, una historia de amistad y literatura resuelta en AURELIO GUIRAO. La historia de La Sierpe y el Laúd. Conozco esta casa que me habita, quién me mora y a quién amo en recuerdos y en ausencias. Pero no encuentro la voz precisa que me guíe entre la trama de anécdotas, de la que soy gris, que conforman su trágica vida, su hermosa obra, su bendita amistad. Y, mientras, planto cara al recuerdo y a sus lágrimas y vago blando leyendo sus poemas.
En la ventana canta el verano, es lunes pero con el síndrome de fin de semana: botellas con rigor espiritoso, imprecaciones al rosario y al amigo, tenores libidinosos y camarones grotescos, amiga con fervores paliativos, algún “te quiero más que la hostia…“, “tu puta madre”, entreoigo al fondo, y son las tres. Intento con IPOD acallar el síndrome y mi ansiedad. Spock’s Beard en su X me gusta, tiene un aire musical que reconozco, es una sensación que me lleva a Pink Floyd o a Jethro Tull. Pero creo que no es un buen comienzo pasear por Aurelio con una música de la que abominaba indefectiblemente: … Mas arriba una boca escupe desperdicios,/… quefelizsoy bai-lan-d o- el rock…

Tal vez desenrede los sentidos con la música que Aurelio sublimaba: un Réquiem, una cantata de J. S. Bach o mejor un Vivaldi en su Stabat Mater, o en la estación que mejor me duele: Otoño, o con estos versos de un poemario con el que quise agradecer a todos los asistentes al homenaje que se le tributó a Aurelio Guirao meses antes de su muerte en forma de Recital con su poesía y que luego, por voluntad de Sierpe y amistad, se publicó en libro con el título de Aúreo (La Sierpe y el Laúd, 1996):
Estamos aquí,
abiertos y metamórficos,
cercados por unos versos
que arden y lastran,
que escenifican momentos
donde el yo se oculta
para amanecer Aurelio,
una suerte de amor y barro,
de sexo y otoño,
en la solana de su poesía.

Hay una carta, publicada al año de su muerte en la que yo decía:
“ La Navidad, un día de inocentes nos volvió a reunir con propósitos de amistad y literatura, fuimos llegando con un vacío manifiesto, pero esto se disipó rápidamente al comprobar que cada uno traía tu nombre en los labios como aderezo y tema. La escena resultó hermosa porque nadie entonó sombras ni arguyó versos elegiacos…[…] Por otra parte, y te lo cuento tal vez para descargar mi pesimismo, todo permanece tristemente estático desde que te fuiste: algunos siguen empeñados en alinearnos con una bandera y definirnos con un color y no se cansan de ladrar a las sombras y de bailar con su egolatría… Hacia el sur se sigue cultivando sangre para cuadricular una religión y la libertad…, hacia el norte ya se cosecha el fuego, el odio y el luto… quedo esperando tus noticias.”
… y un dolor de ayer que grabé para mi oprobio en el prólogo de mi libro Aúreo:
“Era la tarde y aún nos dictaba paisajes… En nuestra sonrisa se ahogaban las palabras… Sentíamos su magisterio… Todos certificamos nuestro amor mientras fumaba a la hora del cansancio. Quiso que le leyera un poema, me negué por esta absurda manía que tengo de esconder la voz o por no ilustrar de más elegía el ambiente, quiso que le leyera un poema y disimulé otro horizonte, bien lo siento. Era la tarde y anochecimos a eso del tercer cigarro… Salimos envueltos en sombra y pena… Salimos dejando el corazón en una encrucijada… Salimos camino del siempre en su poesía y su recuerdo esperando el anochecer y su orfandad.
Y Aurelio Guirao sigue cerca de nosotros, de su casa durante los últimos quince años de su vida, La Sierpe y el Laúd, y nosotros seguimos sintiéndolo a nuestro lado, proyectando nuevos retos literarios, ayudando a diseñar nuestras publicaciones, preparando Recitales o simplemente contándonos ocurrencias, enseñándonos poéticas, leyéndonos versos,…

Y el coordinador de la Sierpe y el Laúd me urge a terminar este escrito que celebra con otros nuestro 30 Aniversario, y no encuentro el camino. Y entonces evoco el último poema en su boca, mientras anochecía, entre llanto y aplausos:

Pisad entre mis huellas.
si encontráis un verso con alas,
si espigáis una imagen hermosa,
desgajadlos del resto cenceño del mensaje
gozadlos sin hartura.

¿Será que no sé pisar entre sus huellas?".

lunes, 21 de junio de 2010

Se presentó el nº3 de Acanto




El viernes pasado, en un auditorio lleno mayoritariamente de jóvenes estudiantes, en el Salón de Actos del IES Diego Tortosa de Cieza, tuvo lugar la PRESENTACIÓN del Nº 3 de nuestra Colección de libros ACANTO, que contiene la obra ganadora del XIV Premio de Poesía AURELIO GUIRAO 2010, "...DE LAS VANIDADES", del poeta jumillano SALVADOR MORENO.

El Coordinador del Grupo de Literatura, Ángel Almela, subió al estrado para hacerse eco de la satisfacción que La Sierpe y el Laúd tenía de presentar un número más de la Colección de libros que empezó hace menos de un año y ya tiene su tercer número en la calle, y el orgullo de haber logrado con este libro unir una vez más el nombre de AURELIO GUIRAO con lo que fue su "casa literaria", La Sierpe y el Laúd, al editar el poemario ganador del premio que lleva su nombre. También comentó brevemente el poemario que se presentaba y posteriormente le dió al poeta ganador del sobre con el premio en metálico que este conlleva.


Salvador Moreno agradeció el Premio que le habían concedido y leyó un par de poemas del libro y el Director del IES Diego Tortosa, le entregó la placa correspondiente al premio de poesía.2010.


Ya tenemos en la calle el tercer número de nuestra Colección de Libros ACANTO, y para el otoño, tendremos uno más, todo un nuevo estímulo para este treintañero Grupo de Literatura.

Más fotos en:
http://lasierpe.blogspot.com/2010/06/fotos-de-la-presentacion-n-3-de-acanto.html

domingo, 13 de junio de 2010

Una tibia sobre fondo sepia












(Enero de 1990, con el Premio Década de los 80 -Galardón de Cieza a la Cultura)



-Artículo de Isabel Mascuñán, miembro de La Sierpe y el Laúd desde 1984-


En febrero de 1981 “La Sierpe y el Laúd” publicaba su número CERO, titulado “Trizas (antología breve)”, cuyo autor era el poeta de Cieza, Aurelio Guirao. Un par de meses después encontré, por casualidad, aquel libro en casa de una amiga; y como ella no era aficionada a este tipo de lecturas me permitió que yo lo conservara para siempre.
Aquel número cero, redondo en su perfección, me sorprendió por su poesía, auténtica en su discurso, tremenda, exquisita en su expresión. Sin embargo, del poeta ciezano no conocía más que aquellos datos biográficos reseñados en el libro.

Meses después, al iniciar mis estudios de Bachillerato, Aurelio Guirao se presentó como mi tutor y profesor de Francés. También estuvo en ese equipo docente Bartolomé Marcos -cuyo nombre para mi era familiar porque había prologado el libro de Aurelio-, que sería aquel año mi profesor de Lengua y Literatura.
Bartolomé Marcos me conoció lo suficiente como para saber de mi afición a la escritura, de ahí que fuese él quien años más tarde me propusiera formar parte de aquel grupo llamado “ La Sierpe y el Laúd”, y que éste me admitiera en su seno.
Asistí a las primeras reuniones en el año 1984 y conocí a los que en ese momento eran miembros del grupo: Ángel Almela, Manolo Dato, Pascual Martínez , Pascuala Sánchez (Pascual y Pascuala habían sido compañeros de clase durante el Bachillerato), Pedro Luis Almela, Francisco Pino, Pascual Lucas, Jesús Alejandro Salmerón, Carmen Carrillo, Bartolomé Marcos y , como no, Aurelio Guirao. De nuevo estaba junto a él y en esta ocasión, como compañero y amigo, me volvió a cautivar, ya para siempre. Aurelio era una persona que deslumbraba por su sencillez y sabiduría, y al que le hacía más grande su afán por pasar desapercibido.
De todos aprendí algo y, con ellos, empecé a disfrutar de la literatura; me contagiaron las ganas de sacar adelante la Revista La Sierpe y el Laúd que yo consideraba ya como algo mío. Teníamos que sortear, a base de imaginación, las zancadillas que la precaria economía nos ha acompañado siempre. Recuerdo algunas de las reuniones en casa de Aurelio para ultimar el diseño de algún número de los Suplementos de la Revista, cuyas ilustraciones iban desde sencillos dibujos o fotografías hasta los discretos y conocidos “collages”, siempre en blanco y negro, pues sólo nos permitíamos publicar a color las Portadas.

Cuando Antonio Piñera se unió al grupo, en la primera parte de los 90, cambió por completo el aspecto de las publicaciones, no sólo porque contáramos con la ayuda de una imprenta cuyos medios se habían modernizado sino, además, porque Antonio, en su gusto por la sencillez en el diseño, supo imprimir a las publicaciones de la Sierpe y el Laúd un estilo sublime, que llama la atención si echamos un vistazo a cualquier publicación de los últimos años.
Pero con más o menos medios, en esta trayectoria apasionante, quien ha estado al frente del Grupo, incansable siempre, atando cabos para tirar un poco de todos nosotros, ha sido Ángel Almela. Su esfuerzo hizo posible que, después de la muerte de Aurelio Guirao, a pesar de pasar tres años en silencio, el Grupo de Literatura volviera a implicarse en nuevos proyectos. El último que llevamos entre manos, la colección de libros ACANTO, es el proyecto que ahora ilustra nuestro trabajo literario.
Cuando pienso hoy, en este año que celebramos nuestro 30 aniversario, en todos estos años que he pasado junto a “La Sierpe y el Laúd”, tengo que acordarme de los compañeros que estuvieron y se fueron un día, de los que no están y siguen vinculados a nosotros, y de los que llegaron después, como Juan A. Piñera, que apareció un verano de hace cuatro años y es como si hubiera estado siempre con nosotros.

Aquella tibia sobre fondo sepia que asomaba a la portada del número CERO de “La Sierpe y el Laúd” acabó siendo parte fundamental de ese cuerpo que es hoy el Grupo de Literatura. Y ese cuerpo, con sus treinta años de historia, conserva en la memoria a aquellos que de forma desinteresada nos ofrecieron su música para los recitales, su pintura o su fotografía para nuestras portadas, sus escritos para nuestras publicaciones... Están aquellos escritores que aun siendo consagrados aceptaron colaborar con nosotros (Miguel Delibes, Fernando Savater, José Luis Alonso de Santos, Pedro Cobos, Francisco Torres Monreal, Javier Villán, Carlos Murciano, Alfonso Martínez Mena, Juan Pastor, Salvador Pérez Valiente, Dionisia García,…) y aquellos grandes desconocidos que la enriquecieron igualmente con su modesta aportación: poetas, novelistas, pintores, amigos todos que ayudaron a que este cuerpo creciera y su nombre se oyera un poco más alto cada vez. A los que había que añadir a los amigos que una y otra vez acuden a nuestras Presentaciones, Recitales o Actos culturales, fielmente.
Y claro, en el anonimato están, a nuestra sombra, aguantando siempre las peroratas, literarias o no, acudiendo a nuestros recitales como espectadores fieles, en aforos no siempre llenos, están también, como digo, los que llamamos cariñosamente “cónyuges”, porque, además, es que lo son, que siempre siguen a La Sierpe y el Laúd. Para ellos también, porque se lo merecen, este humilde recuerdo y agradecimiento.